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HERBANIA

20th-CENTURY SPANISH MUSIC FOR HARPSICHORD

  • SILVIA MÁRQUEZ CHULILLA, clave

  • IBS CLASSICAL IBS122019 | DL GR 709-2019

Siguiendo los pasos de su último y fascinante CD «Chaconnerie» –que incluye el Montuno de Roberto Sierra nominado a los Latin Grammy Awards–, la clavecinista Silvia Márquez Chulilla presenta aquí un sorprendente ramillete de piezas compuestas entre 1952  y 1996.

Tres primeras grabaciones mundiales –J. Homs, A. Oliver Pina, J. Mª Sánchez-Verdú– y tres de los compositores españoles más famosos del momento –Tomás Marco, José Luis Turina y el ya citado Sánchez-Verdú– invitan a adentrarse en el sonido punzante, metálico, rítmico, evocador, de la segunda mitad del siglo XX español.

CONTENIDO DEL CD

Tomás Marco (1942-)

01 Herbania (1977)

Joaquín Rodrigo (1901-1999)

02-03 Prélude et Ritornello (1979)

Joaquim Homs (1906-2003)

04 Preludi (1976) *

José Luis Turina (1952-), Due Essercizi (1989)

05 I. Praeludium

06 II. Sonata

Joan Maria Thomàs (1896-1966), Le Clavecin Voyageur (1952)

07 I. From London to New York

08 II. Eisenach

09 III. Petite Pavane à Versailles

10 IV. Liturgie ancienne à Toledo

11 V. Danse castillane du matin

Ángel Oliver Pina (1937-2005)

12 Ofrenda a Manuel de Falla (1995) *

José María Sánchez-Verdú (1968-)

13-19 Palimpsestes II (1996) *

 

* World Premiere Recording

CONTRAPORTADA

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Notas

NOTAS AL CD

A Annelie de Man, que abrió y compartió caminos.

Cada uno debe caminar al paso de su propio tiempo. Dejemos que se creen nuevas bellezas y nos gustarán.

Wanda Landowska

 

 

Resulta imposible evitar ciertos trazos autobiográficos al introducir esta nueva colección de piezas no precisamente habituales: sonidos registrados en Granada, la ciudad que acogió en 1920 a Manuel de Falla y en la que éste recibió en 1922 la visita de la carismática Wanda Landowska. Gracias a este encuentro, Falla se convierte en el primer compositor del siglo XX que vuelve la vista al clave y lo introduce en una partitura orquestal – El retablo de Maese Pedro (1923)–. Su Concerto para clave y cinco instrumentos (1923-26), dedicado a Wanda, fue la primera pieza del siglo XX que entró en mi repertorio, siendo todavía estudiante en Zaragoza y poco consciente de lo que dicho concierto había supuesto en la Historia de la Música. 

 

Mis posteriores estudios en Ámsterdam me introdujeron, de la mano de Annelie de Man, en el mundo de las partituras gráficas, las técnicas extendidas, la electrónica, el trabajo con los compositores; descubrí la figura de Antoinette Vischer y disfruté en vivo del ritmo cardíaco de los conciertos de Elisabeth Chojnacka. De la misma época data otro episodio situado en La Haya, en un encuentro dedicado al compositor György Ligeti, donde recuerdo con especial ilusión cómo un joven José María Sánchez-Verdú me entregaba Palimpsestes II; era la primera vez que un compositor me regalaba una obra para mi instrumento, dedicatoria incluida –aquí está, más de dos décadas después, cerrando el disco y grabada en primicia–.

 

¿Y qué había sido de la música para clave en España entre Falla y Sánchez-Verdú? A los ojos de una joven estudiante no era fácil responder cuando este repertorio no entraba en la formación reglada ni en la programación de las salas de conciertos. Nombres como Luis de Pablo o Tomás Marco aparecían rápidamente entre aquellos que habían escrito para A. Vischer o E. Chojnacka, pero más allá de esto el panorama no era muy alentador. 

 

En uno de sus cuadernos de 1952, Wanda Landowska anotaba: «Me pregunto qué me puede traer la música moderna. ¿Será un refugio, una diversión, alegría, consuelo?». De 1952 data precisamente la pieza más antigua incluida en este CD: se trata de Le Clavecin Voyageur de Joan Maria Thomàs, organista y compositor que, adelantado de su época, había fundado en Mallorca en 1926 «l’Associació Bach per la música antiga i contemporània». Es quizás la primera pieza para clave compuesta en territorio español en el siglo XX tras las citadas de Manuel de Falla, a la sazón íntimo amigo del compositor mallorquín. 

 

El primer impulso o acicate real para la creación tendrá lugar con la llegada de la clavecinista Genoveva Gálvez, primero a Santiago de Compostela en 1959 y más tarde, en 1972, a Madrid como primera catedrática de Clave de nuestro país. Genoveva irrumpe en la capital con mentalidad abierta, en contacto con los compositores del momento. Lo que ofrecerá esta España conservadora es una escritura en cierto modo convencional –ora como recreación de ambientes del pasado, ora a modo de homenaje– y que todavía no traspasa los límites del instrumento ni se adentra en la electrónica –en algunos casos rompedora en sonoridad, siendo los ejemplos más rebeldes los propios extremos del disco: Herbania y Palimpsestes–. A pesar de todo, el hecho de que un buen número de compositores preste atención al instrumento supone una ruptura, una renovación, la vuelta paulatina del clave al universo creativo contemporáneo. Genoveva será figura clave; no en vano tres de las piezas aquí recogidas están dedicadas a ella –las de Joaquín Rodrigo, José Luis Turina y mi paisano aragonés, Ángel Oliver–.

 

La Beca Leonardo de la Fundación BBVA, de la que fui beneficiaria en su edición de 2017, ha permitido hacer realidad no sólo este disco sino un amplio proyecto de divulgación de la música para clave en la España del siglo XX. El proyecto incluye un documental que verá la luz en un futuro próximo. De entre los compositores de este disco, aquellos que todavía están entre nosotros –así como la propia Genoveva– tuvieron la gentileza de recibirnos y compartir buena parte de su tiempo, sus primeros contactos con el clave, sus recuerdos… 

 

En ocasiones nos afanamos en buscar sentido y explicaciones de más a las obras de arte. No hay mejor fortuna para el intérprete de hoy en día que contar con la presencia del compositor. Honestidad y sencillez brotan de las conversaciones con Tomás Marco, José Luis Turina, José María Sánchez-Verdú; virtudes que nos ayudan a normalizar y divulgar este repertorio, quizás también a actualizar su interpretación. Ellos no imponen límites, sugieren adaptar la música al instrumento y los registros disponibles. No hay grandes aspiraciones ni tribulaciones tras cada una de las obras: un momento, un descubrimiento, una idea… un pasado, una referencia y un timbre –que eventualmente atrae– con el que jugar. Desde el respeto al pasado, el clave lee nuevas páginas de tiempos cercanos.

 

Por eso no quería un folleto con unas notas técnicas, analíticas, enrevesadas –fechas y nombres acompañan a cada una de las pistas del CD; una rápida búsqueda en Internet arroja mucha más información sobre cualquiera de los compositores de lo aquí deseable–. Sí una mirada desde fuera, una escucha limpia, plasmada con la belleza e inquietud que destila la pluma de Luis Baeza. Con él os invito a adentraros en el sonido punzante, metálico, rítmico, evocador, de la segunda mitad del siglo XX español.

Silvia Márquez Chulilla

 

 

Distanciamiento con lo bello

 

Llamamos bello a lo extraño o quizás a lo misterioso e inaccesible. Nabokov dice que el ser humano, para reconocer lo hermoso, necesita mantener durante bastante tiempo un distanciamiento con ese objeto del deslumbramiento.

 

La rutina embrutece. Nos acostumbramos rápidamente a los protocolos del gesto y al de las palabras y ya no nombramos las cosas del mundo con ese fulgor intenso de lo primero. Y quizás por eso la fantasía de lo artístico, que nos obliga a sorprendernos y a extasiarnos, a mostrarnos fingidamente puros ante una creación que quede al margen del mundo pero que no puede existir sin él.  Ser siempre, una y otra vez, algo distinto pero lo mismo. Regresar, de nuevo, para luego alejarse.

 

Éste es el periplo del clavicémbalo, un animal solemne que ha atravesado el tiempo y ha sido, a la vez, su testigo y portador. Aquí tenéis el tiempo, sentencia el clave. Nos lo trae en forma de adorno o con mayor simpleza. Lo representa con retorcimiento o con desgarro. Recoge de los palacios su atmósfera galante y de las islas de la vanguardia un viento temerario y aventurero. Tomad el tiempo, insiste, y a veces nos recuerda a un traje dorado o a un baile antiguo.

 

Clave femenina

 

Sus pasos se dirigieron pronto hacia un camino inexplorado de la mano de varias mujeres. Como quien intuye con claridad un destino, Wanda Landowska se adentró con determinación en ese bosque, todavía incierto, de las nuevas estéticas. Difusora e intérprete, además de rescatar al clavicémbalo para interpretar música barroca y clasicista, vio un medio expresivo idóneo para las novedosas manifestaciones contemporáneas. El oído ahora buscaría la sequedad y la contención en la expresión, lejos de aquellos arrebatos románticos y sentimentales de otras épocas. Un animal de fuerza mesurada, el clave; una especie que sedujo a su paso a grandes compositores como Falla y Poulenc.  

 

Después de Landowska, otras mujeres consolidaron este regreso del clave a los escenarios y a la creación contemporánea. Muchos compositores del siglo XX escribieron con entusiasmo para Antoinette Vischer, Annelie de Man, Elisabeth Chojnacka o Goska Isphording. Y en España, en los años 60, fue Genoveva Gálvez, primera catedrática de clave, la que consiguió que aquella travesía inicialmente solitaria atrajera a los creadores del momento para poblar ese nuevo espacio de sonoridades sorprendentes. 

 

Bocetos de atmósfera

 

La música nos organiza. Nos hace ser. Sonamos bajo la carne y las arterias. Una y otra vez. Siempre los mismos pero distintos. Retumba en la noche el dolor y se escucha la alegría siempre como un redoble de carcajadas.  

 

Tiene este disco mucho de evocación primaria. Es una invitación a un viaje. Un acercamiento a algún lugar y una posterior huida, un desplazamiento hacia una ciudad o hacia una temperatura. Porque no solo se viaja a los puertos y a las plazas. Se aterriza, a menudo, en una atmósfera o en un recuerdo y son estas músicas las que nos traen al entendimiento sus formas más claras. 

 

1. HERBANIA | Tomás Marco (1942-)

 

El paisaje es desértico y árido. La tierra volcánica es exuberante en su desnudez. Y el viento, la arena y las rocas, configuran en este espacio una cadencia peculiar gracias a sus desencuentros. Una ola. Otra. No producimos el ritmo: somos su antología. La angustia aparece como un estrechamiento en la garganta, los ojos cubiertos de arena y cardos. La pulsación de la música nos desenmascara. El primer bombeo, el primer vagido del idioma, el desplazamiento tectónico bajo la carne ya iniciado. Cantar es temblar. Somos cuerpos a la deriva, el acento sincopado en esta isla que no se acaba, el volcán dentro del volcán dentro del volcán. 

 

2. 3. PRÉLUDE ET RITORNELLO | Joaquín Rodrigo (1901-1999)

 

La lentitud de una duda. Su persistencia. Ante la falta de certezas, se dan circunloquios y las palabras son un humo. Avanza la música morosa, decididamente irresoluble, de nuevo hacia su inicio. Tímidamente, se esconde y emerge. El canto es un círculo, la frustración de una historia que no encuentra su desembocadura. Y expectante, imperioso, espera un rayo de luz para acabar con esa cobardía. 

 

Liberado ya de su claustrofobia, encuentra, al fin, el canto su cauce. Y lo que antes andaba a tientas, ahora se desenvuelve con obsesiva firmeza hacia una conclusión desde hace tiempo necesitada.

 

4. PRELUDI | Joaquim Homs (1906-2003)

 

La realidad queda lejos: el río, en el propio río; la lágrima, al borde del ojo, en alguna vergonzosa cama; la tormenta, en su propio desastre. Lo humano es una mancha. Los sonidos se contemplan en un espejo y se reconocen puros, autosuficientes. El universo de doce esferas se mueve en rotación constante y todos los cuerpos son reflejo de sí mismos o de otros cuerpos. Y el mundo juega a ser esta melodía acelerada a través de imágenes rotas, fragmentarias. La música supone un placer íntimo y absoluto. Será en el cuerpo desnudo de la poesía, desposeído ya para siempre de ropajes, puro e inocente como quiso Juan Ramón, donde nos reuniremos para celebrar el ritual del arte.  

 

5. 6. DUE ESSERCIZI | José Luis Turina (1952-)

 

PRAELUDIUM | El intérprete despliega los acordes como una incertidumbre, a la manera de los preludios non mesurés de Louis Couperin. La melodía será una expectativa, un deseo suspendido a la espera de su resolución más plausible. O de su continuidad más lógica. Es un juego de voluntades: el intérprete agrupa las notas sin medida, como un artesano que da forma a la materia, y el oyente se ofrece como un destino al que irá a morir ese nuevo ser de aire. 

 

SONATA | La conmoción vendrá después por la ráfaga imparable de las semicorcheas. Vivas e insistentes, no darán tregua al silencio. Y la música será perpetua como un remordimiento. Miguel de Unamuno manifestó su sed de eternidad, el secreto y pudoroso anhelo de los hombres de existir para siempre. La muerte quizás sea tan solo un artificio ortográfico que da sentido. Necesitamos de los finales cuando ya se han agotado todas las posibles combinaciones. Como dice Borges, el final producirá, ante todo, un gran alivio. 

 

7. 8. 9. 10. 11. LE CLAVECIN VOYAGEUR | Joan María Thomás (1896-1966)

 

I. FROM LONDON TO NEW YORK | En las grandes ciudades conviven el cieno y la esperanza. La velocidad de la luz no es mayor que la de los cuerpos. Se amontona la gente frenética y torpe, como palomas desorientadas que no lucirán nunca su vuelo. Se deambula hacia lugares inciertos, pero siempre con la determinación del que viaja a un destino. Se huye. Es fácil disimular la pena en el centro de esta hipérbole. Y la euforia y la alegría apenas quedan dibujadas. Nadie reparará en ese cuerpo multiplicado. Y avanzarán las horas atropellándose, atravesando el ánimo del que escapa una procesión de máquinas. Y la ciudad será un sabor de hierro en los labios y una temperatura inaudita en la sangre. 

 

II. EISENACH | Regresar a esta ciudad es darle coherencia al relato. Se ordena la sintaxis de los recuerdos y la mente entiende, por fin, su idioma. Seguirá estando el castillo, la fuente y el camino empedrado. La luz dolorosa de la tarde será idéntica. Otra vez la ilusión de lo repetido. Hay ciudades que tienen una ortografía complicada, una densidad de fuga o de ventolera. Está grabado en ti el artificio de una música antigua y, al contemplar las torres, los puentes, la almena, la misma bandada de pájaros de entonces te refrescará en la memoria su melodía afectada.  

 

III. PETITE PAVANE À VERSAILLES | Las muñecas han desarrollado una sorprendente disposición para la eternidad. En su palacio de lámparas de araña, bailan una danza ortopédica. Son larguísimos los pasillos y aún más infinitas sus sonrisas. Te asomas a la vieja casa con inquietud. La felicidad fue un trozo de plástico; la niñez, esta danza mutilada en donde se desangra el tiempo con su mejor traje. 

 

IV. LITURGIE ANCIENNE À TOLEDO | El viaje es siempre una pregunta. Y en éste asciendes por las calles con un ánimo interrogativo. A veces, un laberinto. Llegas al vientre de otro siglo y la armonía suena como la lanza de un lánguido caballero. El aire trae el recuerdo de alguna batalla, el berreo estrepitoso de los animales que enloquecieron en la plaza, el enigma de las brujas que cruzaron la noche con sus mejunjes para los enamorados. Un rey sabio traduce con su corte lo que se sabe del movimiento de los astros. Se conjugan los verbos y las constelaciones, los objetos de los sentidos y los del alma. Miran todos aquellos hombres al cielo, y allí se confían, aferrados a un idioma fabuloso al que ya le están creciendo los huesos.

 

V. DANSE CASTILLANE DU MATIN | En la plaza, los niños juegan bajo el sol. Ese bostezo de luz produce junto con la aridez de algunas tristezas un contrapunto. La fuente, en el centro, expulsa una respiración fatigada. Allí se amontonan los más pequeños con ansiedad y los pájaros descansan de su ilusión del vuelo. Transcurre el tiempo boca arriba y ruge, desde la lejanía, el estómago de algún gigante. Se suceden valerosos los días, y permanecen leales la plaza, el camino, la eterna llanura, la alegría de los bailes antiguos que laten todavía bajo la piel desmemoriada de algún andante caballero. 

 

12. OFRENDA A MANUEL DE FALLA | Ángel Oliver Pina (1937-2005)

 

Nos traerán las flores un olor a sexo. Se añorará la tibieza de aquella saliva enamorada. Y del fondo de la garganta, emergerá rota una queja y un misterio. Desplegará la mañana su herida y temblará en el agua el deseo. La música será el embrujo, el alimento de este incendio.

 

Bajo la carne hay una violencia que perforará la tierra: algunas ciudades duelen tanto como un tajo. 

 

13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. PALIMPSESTES | José María Sánchez-Verdú (1968-) 

 

Ni siquiera una ola rompe dos veces igual. Cada tristeza nueva tiene su forma. Y los labios entusiasmados pronunciarán siempre de forma diferente las mismas palabras del amor. Caeremos por las mismas razones, pero el daño será siempre desigual. 

 

El arte vuelve siempre sobre sí, pero nunca idéntico, como el río de Heráclito. La música y la literatura siempre han partido, en realidad, de otras obras engendradoras. Y la novedad y la innovación son, en este sentido, solo una fantasía.

 

A modo de palimpsestos, se superponen los motivos, se travisten, se modifican. Y el resultado será un pastiche o una parodia, una prolongación o un desarrollo, una construcción que se levanta sobre el Tiento de primer tono de Antonio de Cabezón. Desde ahí, el nuevo ser, ejemplar vibrante y antiguo, respira a través de estos siete palimpsestos, siete poderosos pulmones, hecho de sí mismo una y otra vez, superado desde su propia genética vigorosa y renovada. 

 

Luis Baeza Andreu

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20th-CENTURY SPANISH MUSIC FOR HARPSICHORD

  • SILVIA MÁRQUEZ CHULILLA, clave

  • IBS CLASSICAL IBS122019 | DL GR 709-2019

Following in the footsteps of his latest and fascinating CD “Chaconnerie” – which includes Roberto Sierra’s Montuno nominated for the Latin Grammy Awards -, the harpsichordist Silvia Márquez Chulilla presents here an amazing bouquet of pieces composed between 1952 and 1996.

First three world recordings –J. Homs, A. Oliver Pina, J. Mª Sánchez-Verdú– and three of the most famous Spanish composers of the moment –Tomás Marco, José Luis Turina and the aforementioned Sánchez-Verdú– invite to get into the sharp, metallic, rhythmic sound , evocative, of the second half of the Spanish 20th century.

CD CONTENT

Tomás Marco (1942-)

01 Herbania (1977)

Joaquín Rodrigo (1901-1999)

02-03 Prélude et Ritornello (1979)

Joaquim Homs (1906-2003)

04 Preludi (1976) *

José Luis Turina (1952-), Due Essercizi (1989)

05 I. Praeludium

06 II. Sonata

Joan Maria Thomàs (1896-1966), Le Clavecin Voyageur (1952)

07 I. From London to New York

08 II. Eisenach

09 III. Petite Pavane à Versailles

10 IV. Liturgie ancienne à Toledo

11 V. Danse castillane du matin

Ángel Oliver Pina (1937-2005)

12 Ofrenda a Manuel de Falla (1995) *

José María Sánchez-Verdú (1968-)

13-19 Palimpsestes II (1996) *

 

* World Premiere Recording

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CD NOTES

A Annelie de Man, that opened and shared paths.

Everyone must walk at the pace of their own time. Let us create new beauties and we will like them.

Wanda Landowska

 

 

It is impossible to avoid certain autobiographical traces by introducing this new collection of not-usual pieces: sounds recorded in Granada, the city that hosted Manuel de Falla in 1920 and in which he received in 1922 the visit of the charismatic Wanda Landowska. Thanks to this meeting, Falla becomes the first composer of the twentieth century who turns his eyes to the key and introduces it into an orchestral score – The altarpiece of Maese Pedro (1923) -. His Concerto for key and five instruments (1923-26), dedicated to Wanda, was the first piece of the twentieth century that entered my repertoire, still being a student in Zaragoza and unaware of what this concert had meant in the History of the Music.

 

My subsequent studies in Amsterdam introduced me, by the hand of Annelie de Man, to the world of graphic scores, extended techniques, electronics, work with composers; I discovered the figure of Antoinette Vischer and enjoyed the heart rhythm of Elisabeth Chojnacka’s concerts live. Another episode located in The Hague dates from the same period, in a meeting dedicated to the composer György Ligeti, where I remember with special enthusiasm how a young José María Sánchez-Verdú gave me Palimpsestes II; It was the first time that a composer gave me a work for my instrument, a dedication included – here it is, more than two decades later, closing the album and recorded in scoop.

 

And what had become of the music for key in Spain between Falla and Sánchez-Verdú? In the eyes of a young student, it was not easy to respond when this repertoire did not enter into formal training or the programming of concert halls. Names like Luis de Pablo or Tomás Marco appeared quickly among those who had written for A. Vischer or E. Chojnacka, but beyond this the picture was not very encouraging.

 

In one of his 1952 notebooks, Wanda Landowska noted: «I wonder what modern music can bring me. Will it be a refuge, a fun, joy, comfort? The oldest piece included in this CD dates from 1952: it is Le Clavecin Voyageur by Joan Maria Thomàs, an organist and composer who, in advance of his time, had founded Mallorca in 1926 «the Bach Association for the ancient music contemporary ». It is perhaps the first piece for a key composed in Spanish territory in the twentieth century after the aforementioned of Manuel de Falla, to the intimate friend of the Mallorcan composer.

 

The first real impulse or incentive for creation will take place with the arrival of the harpsichordist Genoveva Gálvez, first to Santiago de Compostela in 1959 and later, in 1972, to Madrid as the first Professor of Clave in our country. Genoveva breaks into the capital with an open mind, in contact with the composers of the moment. What this conservative Spain will offer is a writing in a certain conventional way – now as a recreation of past environments, prays as a tribute – and that still does not go beyond the limits of the instrument and does not go into electronics – in some cases groundbreaking in loudness , the most rebellious examples being the album’s own extremes: Herbania and Palimpsestes. In spite of everything, the fact that a good number of composers pay attention to the instrument means a break, a renewal, the gradual return of the key to the contemporary creative universe. Genoveva will be a key figure; not in vain three of the pieces collected here are dedicated to her – those of Joaquín Rodrigo, José Luis Turina and my Aragonese countryman, Angel Oliver.

 

The Leonardo Scholarship of the BBVA Foundation, of which I was a beneficiary in its 2017 edition, has made it possible not only to make this album a reality, but also an extensive project for the dissemination of music for the key in 20th-century Spain. The project includes a documentary that will be released in the near future. Among the composers of this album, those who are still among us – as well as Genoveva herself – were kind enough to receive us and share a good part of their time, their first contacts with the key, their memories …

 

Sometimes we strive to find more meaning and explanations for works of art. There is no better fortune for today’s performer than to have the presence of the composer. Honesty and simplicity arise from the conversations with Tomás Marco, José Luis Turina, José María Sánchez-Verdú; virtues that help us to normalize and disseminate this repertoire, perhaps also to update its interpretation. They do not impose limits, they suggest adapting the music to the instrument and the available records. There are no great aspirations or tribulations after each of the works: a moment, a discovery, an idea … a past, a reference and a bell – which eventually attracts – with which to play. From respect to the past, the key reads new pages of near times.

 

That’s why I didn’t want a brochure with some technical, analytical, convoluted notes – dates and names accompany each of the tracks on the CD; A quick search on the Internet throws much more information on any of the composers than is desirable here. Yes, a look from the outside, a clean listening, embodied with the beauty and restlessness that Luis Baeza’s pen distilles. With him I invite you to delve into the sharp, metallic, rhythmic, evocative sound of the second half of the Spanish 20th century.

Silvia Márquez Chulilla

 

 

Distance with the beautiful

 

We call the strange or perhaps the mysterious and inaccessible beautiful. Nabokov says that the human being, in order to recognize the beautiful, needs to maintain a distance for a long time with that object of glare.

 

The routine bewitches. We quickly get used to the protocols of gesture and words and we no longer name the things of the world with that intense glow of the former. And perhaps that is why the fantasy of the artistic, which forces us to surprise ourselves and to be ecstatic, to show ourselves feignedly pure before a creation that is outside the world but cannot exist without it. Always be, again and again, something different but the same. Go back, again, then walk away.

 

This is the journey of the harpsichord, a solemn animal that has crossed time and has been, at the same time, its witness and bearer. Here you have the time, sentence the key. It brings it to us in the form of an ornament or more simply. Represents it with twist or tear. It gathers its gallant atmosphere from the palaces and from the islands of the avant-garde a reckless and adventurous wind. Take the time, he insists, and sometimes it reminds us of a golden suit or an ancient dance.

 

Female key

 

His steps soon headed toward an unexplored path in the hands of several women. As one who clearly senses a destiny, Wanda Landowska entered with determination in that forest, still uncertain, of the new aesthetics. Diffuser and interpreter, in addition to rescuing the harpsichord to interpret baroque and classical music, he saw an expressive medium suitable for the novel contemporary manifestations. The ear would now seek dryness and contention in the expression, far from those romantic and sentimental outbursts of other times. An animal of measured strength, the key; a species that seduced great composers like Falla and Poulenc.

 

After Landowska, other women consolidated this return of the key to the stage and to contemporary creation. Many composers of the 20th century wrote with enthusiasm for Antoinette Vischer, Annelie de Man, Elisabeth Chojnacka or Goska Isphording. And in Spain, in the 60s, it was Genoveva Gálvez, first key professor, who got that initially lonely journey to attract the creators of the moment to populate that new space of surprising sounds.

 

Atmosphere sketches

 

Music organizes us. It makes us be. We sound under the flesh and arteries. And again. Always the same but different. The pain rumbles in the night and joy is always heard like a laugh of laughter.

 

This disc has a lot of primary evocation. It is an invitation to a trip. An approach to some place and a later escape, a displacement towards a city or towards a temperature. Because not only do you travel to ports and squares. It is often landed in an atmosphere or in a memory and it is these musics that bring us to its understanding its clearest forms.

 

1. HERBANIA | Tomás Marco (1942-)

 

The landscape is desert and arid. The volcanic earth is lush in its nakedness. And the wind, the sand and the rocks, configure in this space a peculiar cadence thanks to its disagreements. A wave. Other. We do not produce the rhythm: we are its anthology. Anguish appears as a narrowing in the throat, eyes covered with sand and thistles. The pulsation of music unmasks us. The first pumping, the first wandering of the language, the tectonic displacement under the flesh already started. Singing is trembling. We are drifting bodies, the syncopated accent on this island that doesn’t end, the volcano inside the volcano inside the volcano.

 

2. 3. PRÉLUDE ET RITORNELLO | Joaquín Rodrigo (1901-1999)

 

The slowness of a doubt. Your persistence In the absence of certainties, circumlocutions occur and words are a smoke. It advances the delinquent music, decidedly irresoluble, again towards its beginning. Shyly, he hides and emerges. The song is a circle, the frustration of a story that does not find its mouth. And expectant, imperious, expect a ray of light to end that cowardice.

 

Now freed from his claustrophobia, he finds, finally, singing his channel. And what was groping before, now unfolds with obsessive firmness towards a long-needed conclusion.

 

4. PRELUDI | Joaquim Homs (1906-2003)

 

Reality is far: the river, in the river itself; the tear, at the edge of the eye, in some shameful bed; The storm, in its own disaster. The human is a stain. The sounds are contemplated in a mirror and are recognized pure, self-sufficient. The universe of twelve spheres moves in constant rotation and all bodies are a reflection of themselves or other bodies. And the world plays to be this accelerated melody through broken, fragmentary images. Music is an intimate and absolute pleasure. It will be in the naked body of poetry, dispossessed forever of clothes, pure and innocent as Juan Ramón wanted, where we will meet to celebrate the ritual of art.

 

5. 6. DUE ESSERCIZI | José Luis Turina (1952-)

 

PRAELUDIUM | The interpreter displays the chords as an uncertainty, in the manner of Louis Couperin’s non-mesurian preludes. The melody will be an expectation, a wish suspended pending its most plausible resolution. Or of its more logical continuity. It is a game of wills: the interpreter groups the notes without measure, like a craftsman who shapes the matter, and the listener offers himself as a destination to which this new being of air will die.

 

SONATA | The commotion will come later by the unstoppable gust of the sixteenth notes. Live and insistent, they will not give truce to silence. And the music will be perpetual as a remorse. Miguel de Unamuno manifested his thirst for eternity, the secret and modest longing of men to exist forever. Death may be just a spelling device that makes sense. We need the finals when all possible combinations have already been exhausted. As Borges says, the end will produce, above all, great relief.

 

7. 8. 9. 10. 11. LE CLAVECIN VOYAGEUR | Joan María Thomás (1896-1966)

 

I. FROM LONDON TO NEW YORK | The big city and hope live together in the big cities. The speed of light is not greater than that of bodies. People are frantic and clumsy, like disoriented pigeons that will never show off their flight. He wanders to uncertain places, but always with the determination of the one who travels to a destination. He runs away. It is easy to hide the penalty in the center of this hyperbole. And euphoria and joy are barely drawn. No one will repair that multiplied body. And they will advance the hours running over, crossing the mood of a procession of machines escaping. And the city will be a taste of iron on the lips and an unprecedented temperature in the blood.

 

II. EISENACH | To return to this city is to give coherence to the story. The syntax of the memories is ordered and the mind finally understands its language. The castle, the fountain and the cobbled road will remain. The painful light of the afternoon will be identical. Again the illusion of repeated. There are cities that have a complicated spelling, a leakage or windbreak density. The artifice of an ancient music is engraved on you and, when you contemplate the towers, the bridges, the battlement, the same flock of birds will then refresh your memory in its affected melody.

 

III. PETITE PAVANE À VERSAILLES | The dolls have developed a surprising disposition for eternity. In their chandelier palace, they dance an orthopedic dance. The corridors are very long and their smiles are even more infinite. You look out at the old house with restlessness. Happiness was a piece of plastic; childhood, this mutilated dance where time bleeds with its best costume.

 

IV. LITURGIE ANCIENNE À TOLEDO | The trip is always a question. And in this one you ascend through the streets with an interrogative spirit. Sometimes a maze. You reach the belly of another century and harmony sounds like the spear of a languid knight. The air brings back the memory of some battle, the loud roar of the animals that went mad in the square, the enigma of the witches who crossed the night with their mussels for the lovers. A wise king translates with his court what is known about the movement of the stars. The verbs and constellations, the objects of the senses and those of the soul are conjugated. They look at all those men in heaven, and there they trust, clinging to a fabulous language to which their bones are already growing.

 

V. DANSE CASTILLANE DU MATIN | In the square, children play in the sun. That yawn of light produces along with the aridity of some sadness a counterpoint. The fountain, in the center, expels a tired breath. There the little ones huddle with anxiety and the birds rest from their illusion of flight. Time passes upside down and roars, from the distance, the stomach of a giant. The days are courageous, and the square, the road, the eternal plain, the joy of the ancient dances that still beat under the dismembered skin of some walking knight remain loyal.

 

12. OFFER TO MANUEL DE FAIL | Ángel Oliver Pina (1937-2005)

 

Nos traerán las flores un olor a sexo. Se añorará la tibieza de aquella saliva enamorada. Y del fondo de la garganta, emergerá rota una queja y un misterio. Desplegará la mañana su herida y temblará en el agua el deseo. La música será el embrujo, el alimento de este incendio.

 

Bajo la carne hay una violencia que perforará la tierra: algunas ciudades duelen tanto como un tajo.

 

13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. PALIMPSESTES | José María Sánchez-Verdú (1968-)

 

Not even a wave breaks twice the same. Every new sadness has its form. And excited lips will always pronounce the same words of love differently. We will fall for the same reasons, but the damage will always be uneven.

 

Art always returns to itself, but never identical, like the river of Heraclitus. Music and literature have always started, in reality, from other engendering works. And novelty and innovation are, in this sense, just a fantasy.

 

By way of palimpsestos, the motifs are superimposed, travisted, modified. And the result will be a pastiche or a parody, a prolongation or a development, a construction that rises above the Tiento of first tone of Antonio de Cabezón. From there, the new being, vibrant and ancient, breathes through these seven palimpsestos, seven powerful lungs, self-made over and over again, surpassed from its own vigorous and renewed genetics.

 

Luis Baeza Andreu

Notas

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